La observas lentamente, admirando su línea, su silenciosa esbeltez y te preguntas dónde está el atractivo de esa gran torre de hierro que representa al amor como ninguna otra en el mundo: la Torre Eiffel. No puedes apartar tus ojos de ella; sientes la mano de tu compañera apretar la tuya, instintivamente, en un gesto de unión, de cariño, de empatía. Y sonríes. ¿Es su mano? ¿es la mirada quieta de la Torre? ¿es esa magia que parece desprender de su brillante figura?.
Miras a tu alrededor, rodeado de gente, de turistas que como tú la miran absortos. Pero estáis solos. Tu compañera, tú y la Torre. Y la melodía de la banda de acordeones que parecen trasladarte a principios de siglo. Francia, la Torre Eiffel, mon amour…
Aquí tenéis un vídeo de la Torre Eiffel. Disfrutadlo.
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