La Sainte-Chapelle, en Paris
la ciudad de París es una fuente inagotable de monumentos por descubrir, de modo que lo más recomendable es llegar a esta hermosa ciudad con buena idea de qué sitios no hay que dejar de visitar, o si no el tiempo se escurrirá antes de que hayamos visto la mitad de los destinos imperdibles.
La Santa Capilla, o Sainte-Chapelle según su denominación en francés, fue construida en 1248 en la Ile de la Cité, por órdenes de San Luis. Su objetivo era guardar allí la corona de espinas y un fragmento de la cruz en que murió Cristo, y hoy es considerada una verdadera joya del estilo gótico.
El edificio se compone de dos niveles: la capilla alta y la capilla inferior. Esto es una característica tradicional de los templos cristianos construidos en los palacios reales durante la Edad Media, ya que una parte debía ser accesible sólo para la corte del rey, mientras que la planta baja quedaba disponible para el resto de la población.
Durante años, la parte superior sólo podía ser alcanzada mediante las galerías que la conectaban con el palacio, pero con el paso del tiempo se decidió erigir una escalera exterior que hoy permite contemplar las hermosas vidrieras que reemplazaron a los muros con que había sido construida.
Estos ventanales, unidos por delgadas columnas, representan escenas religiosas, de tal modo que los personajes reales allí ilustrados se encuentran situados en función de sus cargos reales y de su importancia simbólica. Así, el rey David y el rey Salomón están más cerca del rey.
Una sola nave compone su espacio interior, de aproximadamente 20 metros de altura. Cada una de sus pilastras lleva en la parte superior la estatua de un apóstol.
La capilla baja fue dedicada a la Virgen. Su techo soporta el peso de la capilla superior, de tal modo que su construcción implicó la colocación de un sinfín de columnas. Consta de tres naves, y la central destaca por sus ornamentaciones de varios colores.
Foto Vía: Michael & Jerusha’s European Tour ’06
