Béziers, marcada por la cruzada albigense

Beziers

Es curioso que ciudades tan cercanas, y tan hermanadas históricamente, puedan causar tan diferentes impresiones.

Hablo de Carcassonne y de Béziers. Y es que mientras la primera cumplió sobradamente las expectativas que de ella tenía, como ya os conté cuando os hablé de mi viaje a Carcassonne, la segunda, sin embargo, me ha dejado un agrio sabor de boca. Pero mejor ir por partes, porque no es que deje de ser una ciudad recomendable. Historia tiene Béziers a sus espaldas como para conocerla a fondo, y monumentos también cuenta con una buena cantidad como para pasar el día allí.

Mi llegada a la ciudad la hice en tren, gracias a la línea 2 del Ter, la que une por un lado a Cerbére y por el otro a Avignon, con paradas intermedias en ciudades tan importantes como Perpignan, Narbonne, la propia Béziers, o Nimes. Desde Perpignan, de donde salí, en total, poco más de una hora de trayecto (una hora y tres minutos, para ser exactos).

Desgraciadamente fue al salir de la estación donde acudió a mí esa sensación de abandono que sufre la ciudad, o al menos, de mal cuidada. Procura ir, si vas en tren, con un mapa turístico en la mano, porque sorprendentemente, no hay ningún punto de información turística en la estación o a la vista de la misma, y la señalización al centro medieval de la ciudad es bastante malo. Por otro lado, y aunque al final uno se orienta sin problemas (realmente se trata de andar una calle totalmente recta), el aspecto de las casas circundantes y las que hay que atravesar hasta llegar a ese centro histórico es de casas viejas, mal cuidadas, de fachadas sucias e incluso con la ropa tendida en las ventanas hacia la calle, lo que le confiere aún un aspecto de ciudad más antigua. En suma, para un turista que llega allí por primera vez, la sensación puede ser, por momentos, de agobio. Y es que siempre he pensado que los lugares por donde entra el turismo, sean aeropuertos, estaciones de tren o terminales de buses, deben estar bien señalizados y sobre todo con puntos de información turística cercanos. La primera sensación que se tenga de una ciudad debe ser siempre la mejor posible…

Pero como decía, Béziers tiene mucho que mostrar pues se trata de una ciudad monumental muy ligada a su historia cátara. Y de ahí la comparación con su vecina Carcasona, mucho más adaptada al turismo.

Como ésta última, Béziers también sufrió el asedio religioso en la época de las Cruzadas albigenses. Fue en el año 1209 cuando las tropas del Papa tomaron la ciudad para matar a los cátaros que se habían refugiado tras sus murallas. Cuando en su interior los soldados intentaron identificar a los cátaros de los «verdaderos» católicos, notaron la imposibilidad y, bajo las órdenes del jefe cruzado Arnaud Amaury procedieron a matar a toda la población de la ciudad, bajo la consigna de que sería Dios quien los identificaría.

Turísticamente hablando, y desplazándonos desde la estación de tren hacia el centro, lo primero que veremos será el «Plateau des Poètes«, el jardín de los poetas, un magnífico jardín de diseño inglés con bastantes estatuas de poetas, por el que se puede dar un muy agradable paseo. Éste sí, presenta un cuidado exquisito además de ofrecernos varios caminos de tierra entre enromes arboledas lo que nos provee de una temperatura muy cálida.

Entrada al parque de los Poetas en Beziers

Desde aquí tienes dos opciones de llegar al casco histórico: o bien tomas junto a la puerta principal que está frente a la estación la Avenida Gambetta, que es totalmente recta y te deja en la parte baja de la ciudad, cerca del centro, o bien cruzas todo el parque para salir justo al lado contrario a la Avenida de Paul Riquet.

Esta avenida es la más anima de la ciudad, con muchos comercios y lugares donde probar la gastronomía del lugar. además, en los fines de semana ponen un tradicional mercado de pulgas, o sea, un mercadillo de artículos de segunda mano, donde comprar prácticamente de todo.

Hacia la mitad de esta Avenida, verás la estatua que la preside, precisamente la de Paul Riquet, hijo predilecto de la ciudad e ingeniero de toda la obra hidráulica del Canal du Midi. Allí hay una amplia plaza terriza, la plaza de Jean Jeurés, también rodeadas de locales donde comer y de tiendas típicas. es a esta plaza donde se desemboca si has elegido el primer camino para llegar al centro, o sea, la Avenida Gambetta, que antes os mencionaba.

Frente por frente de esta plaza está la Avenida Camille Saint Sense que es la que debéis recorrer para visitar el primero de los monumentos de la ciudad, las Arenas, su famosa plaza de toros construida en época romana.

Volviendo a la Avenida de Paul Riquet y continuando por ella, finalizaréis en el Teatro Municipal en la Plaza de la Victoria, que preside la Avenida. Rodeándolo, a su espalda, está la Avenida del Mariscal Foch que os llevará hasta una de las más importantes iglesias de Béziers, la Iglesia de Saint Joseph y muy cerca el Cementerio Viejo al que aquí conocen como el Pére Lachaise de Béziers, en alusión al de París donde tantos famosos hay enterrados.

Volviendo sobre nuestros pasos en dirección al centro histórico, y de nuevo en la Plaza de la Victoria, os recomiendo que toméis la Rue de la Republique, que sale de la plaza, para visitar la Capilla de los Penitentes Azules. Apenas pasa desapercibida en medio de una calla estrecha de edificios antiguos, pero su interior alberga un coro frontal espectacular y digno de verse. Esta capilla pertenecía al antiguo convento de los francsicanos, y desgraciadametne sufrió importantes desperfectos durante la Revolución Francesa.

Cerca os podréis encontrar con la Iglesia de la Sainte Madeleine, del siglo XI, antigua parroquia de los Cónsules, gobernadores de la ciudad por aquel entonces.

Siguiendo por la Rue Paul Riquet (continuación de la Republique), llegaremos hasta Les Halles, un mercado cubierto que, aunque reformado recientemente, fue construido en el año 1890. En esa plaza, la de Semard, tenéis una oficina de información turística, y es el punto de partida para ir callejeando por la zona medieval de la ciudad hasta la famosa Catedral de Saint Nazare que se alza majestuosa sobre las estribaciones del río Orb que cruza la ciudad. Aunque la iglesia actual fue construida entre los siglos XIII y XV, lo cierto es que se erigió sobre una antigua iglesia prerromana primero, y luego posterior iglesia románica que fue incendiada durante el saqueo de la ciudad en la cruzada cátara. No os perdáis ni su claustro, ni el jardín de los Obispos, ambos inacabados.

Catedral de Saint Nazare en Beziers

Bajo la colina se encuentra tanto el Puente Viejo como el Puente Nuevo. Precisamente el Pont Vieux, con la Catedral de Saint Nazare en la cima, es la foto más típica de la ciudad y la que seguramente habréis visto en muchos sitios. Ambos puentes se alzan sobre el río Orb y tienen una ribera, pequeña eso sí, por donde pasear, aunque realmente no es demasiado sencillo llegar a ellos desde la parte alta de la ciudad.

Desde la plaza Semard, y volviendo ya hasta la estación, de nuevo pro la recta Avenida Gambetta, podréis visitar también la iglesia de Saint Jacques, del siglo IX, y antigua iglesia abacial de los agustinos.

Atrás os quedarán muchos monumentos e iglesias, como la Basílica de san Afrodisio, patrón de la ciudad, y también museos, muchos museos interesantes, como el de Bellas Artes, el Musee du Biterrois, o el de Historia Natural.

Como véis, la impresión primera de la ciudad puede ser pobre si nos regimos por el cuidado de la misma, pero interés no le falta ni mucho menos a la misma, máxime cuando encierra tanta historia entre sus piedras. ¿Se merece una visita? sí, aunque podáis hacerla en un día o dos, a lo sumo.

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1 comentario

  1. Que hermosa iglesia, además el lugar dónde se encuentra y la época que tiene, muy bella.

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