El Fort Boyard
La región de Poitou-Charentes es muy afamada entre los destinos franceses gracias a su extensa costa atlántica y al encantador clima veraniego del que goza durante la temporada de vacaciones. Entre sus principales atractivos, sin dudas destaca la Ile d’Oléron –o Isla de Oléron–, de conquistadores paisajes.
Con una superficie de 175 kilómetros cuadrados, Oléron es la segunda isla más grande de Francia, y la de mayor tamaño en la costa atlántica francesa. Está conectada con el continente gracias a un viaducto de 3 kilómetros, aunque llegar a ella por agua es seguramente la opción más romántica e interesante.
Lo primero que atrae de Oléron es su riqueza natural: paisajes diversos, clima inmejorable y playas de aguas tranquilas, ideales para los más pequeños. Extensiones de bosques y pantanos configuran un paraíso terrenal, hogar de la flora y la fauna más exótica.
Los deportes en la isla son otro de sus puntos fuertes: surf, windsurf, kayak, golf, tenis, pesca y navegación son sólo algunas de las opciones posibles. Gracias a sus bellos escenarios naturales, es también muy recomendable recorrer la isla a pie, en bicicleta o a caballo, para adentrarse en el corazón mismo de Oléron.
La historia y la arquitectura también se dan cita en esta isla. El Château-d’Olèron es una de las ciudadelas que ocupa su extenso territorio. La otra de ellas es Brouage, y ambas nacieron del ingenio de Vauban, el famoso ingeniero de Luis XIV.
El Fort Boyard es otro interesante atractivo de la isla. Se trata de una fortificación ubicada en pleno océano, entre Oléron y la ciudad de La Rochelle. Es conocido como “el barco de piedra”, y constituye un paseo imperdible.
Luego de tanto andar, es normal que se abra el apetito, y qué mejor que disfrutar de un tradicional platillo de frutos marinos. Además, las frutas cultivadas en la isla y el vino local son la perfecta compañía para una mesa en familia o con amigos.