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Arcachon una ciudad llena de luz

Continuando con la región de Aquitania y, más en concreto, con la bahía de Arcachon os voy a acercar en este post a esta bonita ciudad costera en la que la luz juega un papel muy importante.

Arcachon siempre ha estado vinculada al mar, el tren y a los bosques de landas que les rodean. Su fama se remonta a la época de la Restauración cuando los aristócratas y clase alta comienzan a veranear en el mar y el baño en el mar se convierte en una afición en verano.

Pero la medicina también tiene parte de culpa, hubo una serie de médicos que confiaban en la climatoterapia y en la talasoterapia para la cura de algunas afecciones. Así que un capitán normando, François Legallais, construyó el primer hotel balneario en 1823, que sustituía a unas pequeñas cabañas que alquilaban los trabajadores del lugar.

Esto dio lugar a que en su paseo marítimo, de más de tres kilómetros de longitud, se comiencen a construir chalets y villas de veraneo, se iniciaba la fama de ciudad de vacaciones de Arcachon. Esto produjo que el 2 de mayo del 1857, un decreto imperial de Napoleón III la eleva al rango de municipio y que se prolongara la línea de ferrocarril entre Burdeos y La Teste hasta Arcachon.

Aquí es cuando dos personajes muy conocidos en la ciudad, los hermanos Péreire hicieron su negocio. Aunque ya eran ricos banqueros y principales accionistas de la Compagnie des Chemins de Fer du Midi, decidieron comprar 96 ha de terrenos para crear la Ciudad del Invierno, repleta de villas y chalets rodeada de grandes alamedas y avenidas, no faltó el casino correspondiente. Todavía se pueden ver estas magníficas casas que dan a Arcachon su peculiar estilo señorial.

En Arcachon también puedes degustar productos típicos de las landas, el buey de Chalosse y las aves del famoso Sello Rojo, sus magníficos patés y foie gras y, por supuesto, su magnífico vino. Un vino denominado de calidad superior, el tursan, o el armagnac, famoso arguardiente.

Definitivamente la bahía de Arcachon, con su duna, isla de los pájaros, el banco de arguin, sus comidas y vinos, y su magnífica climatología, la convierten en un lugar ideal para disfrutar unos días.