Champaña, una bebida para brindar en Francia

Copa de champagne

En la actualidad, regiones del mundo entero elaboran, con distintos métodos, variedades de champaña que se comercializan local o internacionalmente. Sin embargo, es por todos conocido que la más tradicional y auténtica es la que tiene origen en Francia, más particularmente en la región que lleva su nombre.

A pesar de todo, la muy codiciada champaña es un tipo de vino elaborado mediante un tratamiento especial, que le provee las características que lo identifican. El método Champenoise, nacido en la región de Champagne, es el responsable de la consistencia espumosa y del sabor único de esta bebida.

Las ciudades históricamente más reconocidas en la producción son Reims y Epernay. Los que más saben, indican que la elaboración de la champaña se realiza con tres cepas: Pinot Noir, Pinot Meuniere y Chardonnay. Las dos primeras son variedades tintas mientras que la segunda la más prestigiosa entre las blancas, y en su conjunto permiten la fabricación de una bebida refinada y de sabor suave pero duradero.

A la hora de disfrutar de una deliciosa botella de este distinguido clásico, es necesario tener en cuenta algunos detalles de importancia para aprovechar al máximo.

  • La temperatura óptima para degustar la champaña oscila entre los 6 y los 8 grados. Esto significa: hay que recordar siempre colocarla en la nevera para que esté reposada y fresca. Pero, por favor, si se te olvida este paso, nada de acudir al congelador. Los trucos rápidos no funcionan.
  • La copa flauta o tulipa es la ideal para la degustación. Los expertos indican que hay que llenarla hasta las dos terceras partes, pero no más. Esto tiene que ver con la percepción del aroma de la bebida, que ya de por sí es burbujeante y nos alcanza apenas nos acercamos al borde de la copa.
  • Después de disfrutar de la champaña con la vista, observando su color y la formación de sus diminutas burbujas, ya es buen momento para probarla. En sus diferentes variedades, y a medida que uno va conociéndolas, es posible hallar las pequeñas diferencias, que con la experiencia se convierten cada una en una joya característica.

¡Salud!

Foto Vía: Castellari

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