Visita a Quimper, la capital de Finisterre

quimper

Conocida como la capital de Finisterre, la localida de Quimper (en bretón Kemper), se encuentra al fondo de una ría de 20 kilómetros, sobre el río Odet.

Se tiene conocimientos de la ciudad desde la época romana, que utilizaron este punto geográfico como un lugar de comercio a través de su puerto bretón. La ciudad será lugar de residencia del Conde de Cornouaille, un poderoso aristócrata francés que marcará a la ciudad. En el siglo XIII, se construirá la catedral y las murallas que defienden la ciudad. Posteriormente en el siglo XVI, tras la incorporación de Bretaña a Grancia, se inicia una vida más comercial, donde se construyen nuevas edificaciones, conventos católicos, hoteles, entre otras construcciones

Pero la joya de Quimper es la Catedral de Saint-Corentin, de estilo gótico, se construyó sobre las ruinas de un santuario románico, la iglesia Nuestra Señora. Y se ha convertido en una de las tres catedrales góticas de Bretaña, las otras dos están en Saint-Pol-de-León y en Tréguier. Las obras de construcción se iniciaron en 1239, bajo las órdenes del obispo Rainaud, pero el ritmo de las mismas se vio afectado por las distintas Guerras de Sucesión de Bretaña.

Durante la Revolución Francesa, el templo fue dedicado a la Razón y su mobiliario y objetos religiosos fueron quemados. Hasta el Concordato de 1801, el edificio no recobró su uso originario. Las agujas de la catedral no se realizaron hasta el siglo XIX, que gracias a monseñor Graveran, que puso un impuesto a los fieles para poder realizarlas.

En su interior, la catedral guarda un coro de 1300, que fue completamente abovedado en 1410, bajo el reinado de Juan V, y una estatua ecuestre de Gradlon, rey de Cornouaille en el año 388.

Otros de los lugares de visita obligada es el Museo de Bellas Artes, con obras de Rubens, Eustache Le Sueur, Fragonard y autores de época impresionista. También es necesario que paseéis por el centro de la capital y sus calles adoquinadas. Os llamará la atención las casas de madera con carteles que recuerdan antiguos oficios, como Calle du Salé, Place au beurre, entre otras.

Por último, podéis observar unas casas curiosas en la plaza Terre-au-Duc, calle de Chapeau Rouge, calle St-Mathieu, la iglesia St-Mathieu, calle Du Poivre y calle René Madec.

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