La Mona Lisa, enigma en el Louvre

Mona Lisa

La Mona Lisa, también conocida como La Gioconda, es el cuadro más preciado y visitado del popular Museo del Louvre, en la ciudad de París. Este cuadro cada año, recibe millones de visitas que quieren observar, descifrar y fotografiar este famosísimo cuadro.

La Mona Lisa fue pintada por el fascinante Leonardo Da Vinci y siempre ha sido una pintura muy intrigante y estudiada, por la extraña sonrisa que posee. En ella, se muestran todas las características de la pintura de Leonardo: el empleo del sfumato (técnica que difumina suavemente los rasgos hasta que logra indefinir los contornos), incluir siempre un paisaje del fondo de tipo agreste, salvaje y con un cierto tono azul, la ambigüedad del rostro, la indefinición sexual, la cual hace dar la impresión de no saber muy bien qué edad puede tener, si es ya una mujer o aún, una adolescente… Entre otras muchas.

Este retrato pertenece a Madonna Lisa, la esposa de Francesco del Giocondo, de donde toma todos sus conocidos nombres. Pero Leonardo tuvo consigo este cuadro hasta que murió ya que no dejó de trabajar en él, por lo que nunca se lo llegó a entregar a su marido. A la muerte del gran genio italiana, el cuadro pasó a la colección real de Francia hasta llegar finalmente al Museo del Louvre.

La anécdota más conocida de este famoso cuadro es que, aunque todo el mundo que visita esta importante pintura, piensa que verá un cuadro de grandes dimensiones, la mayoría de las personas salen sorprendidas por su reducido tamaño.

El cuadro, que ha sido punto de mira de muchos vándalos que han pretendido hacerle daño, estropearlo e incluso robarlo, en la actualidad, se encuentra protegido por un cristal antibalas y de una especie de valla que impide que los turistas puedan acercarse a menos de dos o tres metros de él.

Sin duda alguna, el cuadro más famoso y enigmático del mundo, que para los amantes del arte es una joya que aún en nuestra época, sigue lleno de misterio y de distintas teorías.

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