Origen de la Guerra Franco-Prusiana

Bismarck y NapoleonIII

La Guerra Franco-Prusiana, o Guerra Franco-Alemana, fue un conflicto bélico entre Francia y Prusia a finales del siglo XIX. Un conflicto que tendría como resultado final la unificación total de Alemania, la caída de Napoelón III, el inicio de la Tercera República en Francia y la perdida de Alsacia y Lorena (anexionadas a Prusia) entre otros.

Tras la Guerra de las Siete Semanas, y la consecuente derrota de Austria, Prusia tenía un objetivo claro, unificarse con Alemania. Por su parte, Francia ansiaba el control sobre Luxemburgo, pero a diferencia de Prusia no contaba con el apoyo de ninguna nación.

En 1868, el general Juan Prim visitaría al príncipe Carlos Antonio de Hohenzollern-Sigmaringen para poder hablar sobre la posibilidad de que su hijo, Lepoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, fuera el nuevo rey de España.

Esta noticia no fue bien recibida por los franceses, ya que así el cerco de los prusianos se cernía sobre su nación, por tanto intentaron por todos los medios que Leopoldo rechazara tal ofrecimiento.

En 1870 Carlos Antonio haría pública la renuncia de su hijo al trono español. Pero para Napoleón III no fue suficiente, éste demandaba un escrito oficial del rey de Prusia en el que se comprometiera, en el que se dejara claro que jamás ningún miembro de su familia optaría al trono español.

La carta fue escrita, pero el canciller prusiano Otto Von Bismarck cambio un poco su contenido. Pretendía dar la imagen de que el actual rey prusiano Guillermo I humillaba en parte al embajador francés. Bismarck se encargó de que este documento se hiciera público para crispar aun más a los franceses. Así, este telegrama falsificado pasaría a la historia como el Telegrama de Ems. Y sería el origen de la guerra franco-prusiana, un momento en el que conseguiría reunir a los Estados alemanes del sur en un enfrentamiento con Francia. Así, un telegrama que en principio buscaba dar fin a la crisis entre Francia y Prusia terminó, paradójicamente (y malintencionadamente) haciendo estallar un conflicto bélico.

Francia perdió esta guerra debido a que el ejército prusiano contaba con una tecnología más avanzada. Los franceses perderían en todos los frentes hasta que llegó la derrota final en la Batalla de Sedan, un momento en el que Napoleón III sería hecho prisionero.

En la Paz de Frankuft, Francia sería obligada a pagar una suculenta indemnización de 5 billones a Prusia y además los territorios de Alsacia y Lorena, dos territorios con población mayormente germánica y muy ricos en carbón. Estos se anexionarían al nuevo Imperio Alemán, que quedaba así fuertemente configurado.

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