La Toma de la Bastilla

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La Toma de la Bastilla, acontecida en julio de 1789, es uno de los episodios más destacados del comienzo de la Revolución Francesa. Podemos decir que el acto en sí,  se comprende como un acontecimiento simbólico, que impulsó la valentía de una sociedad cansada del absolutismo más rancio.

Luis XVI  se vió en la obligación de hacer frente a una gran crisis financiera, originada, entre otros, por los altísimos gastos derivados de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. A esto se sumaba una corte real sin problemas para despilfarrar y una desigualdad enorme entre los diferentes estamentos de la sociedad francesa.

Existe en este momento una persona cercana al rey, el ministro de finanzas, Necker, que intentó que el monarca diera mayor representación al Tercer Estado, la burguesía. Así, el rey convocó los Estados Generales (mayo de 1789), aumentando la presencia de estos burgueses.

Esto no pareció gustar mucho a la nobleza ni al clero, que veían peligrar sus privilegios. Así, la tensión entre todos ellos terminó por separar a los burgueses que decidieron, junto a una parte del bajo clero, constituir la Asamblea Nacional.

Deseos como el de crear una constitución para el país, el juramento del Juego de Pelota y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, anunciaban una clara intención de terminar con el absolutismo y los privilegios de la nobleza y el clero.

El acto final antes de la Toma de la Bastilla tuvo lugar el 11 de julio, cuando Luis XVI, aconsejado por los nobles de su cámara personal, cesó al ministro de finanzas Necker. Tres días bastaron para que el pueblo se organizara dirección a la Bastilla, dispuestos a terminar con un símbolo de la autoridad del rey e iniciar así el camino a la Primera República Francesa.

La cárcel de la Bastilla, por aquellos días no contaba con demasiados prisioneros. Lo cierto es que este lugar había perdido su interés militar debido al alto coste de mantenimiento. Es más, el mismísimo Necker tomó la decisión de destruirla años atrás. Por eso, aquel julio de 1789 tan sólo custodiaba unos 6 prisioneros.

Aun así, este lugar había sido durante todo el reinado de Luis XV un símbolo del poder de la corona. Aquí había muerto mucha gente, encarcelada sin un juicio justo por el simple hecho de ser señalados por el Rey.

En su origen, este lugar se levantó como una fortificación militar durante la Guerra de los Cien Años. No obstante, Richelieu la tomó pronto como prisión del Estado. En ella pasaron algún tiempo personajes tan destacados como Voltaire, el marqués de Sade y Diderot.

Todo ello hacía que este lugar se perfilara como un blanco ideal a destruir, algo que debía tomarse como signo del descontento por el absolutismo y la fuerte determinación de terminar con él.

Así, el 14 de julio de 1789, la caída de la Bastilla a manos de los revolucionarios simbolizó oficialmente el fin del Antiguo Régimen y el inicio irrevocable de la Revolución Francesa.

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1 comentario

  1. MARCO ANTONIO dice:

    El CAPITALISMO ES EL ABSOLUTISMO, DISFRAZADO DE DEMOCRACIA Y LIBERTAD.

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